Hoy quiero hablarte de algo muy importante y personal, algo que marcó un antes y un después en mi vida y que, estoy segura, también puede transformar la tuya:
Descubrir el verdadero Origen de mi obesidad.

Este es un tema que va mucho más allá de la comida y las calorías, toca las fibras más íntimas de nuestras emociones, pensamientos y experiencias de vida.

Más Allá de la Comida: Un Viaje Interior

Durante mucho tiempo pensé que mi sobrepeso se debía únicamente a lo que comía y a la falta de ejercicio.

Es una creencia impuesta por la sociedad y está tan arraigada que se da por cierta sin cuestionarse.
Incluso la mayoría de los profesionales de la salud lo creen así.

Tras mi cirugía bariátrica surgió en mi un nuevo miedo. El miedo a la REGANANCIA.
Miedo a recuperar todo el peso perdido.

Por eso me propuse investigar, pues no era posible que esa “creencia” fuera cierta.
¡¡Tenía que haber algo más!!

Tras mucha investigación comencé mi proceso de autoconocimiento, me di cuenta de que había algo más profundo detrás de mi obesidad.

La obesidad, como enfermedad que es, es una somatización de una emoción no gestionada.

¡Vaya descubrimiento!

Ahora tocaba profundizar en las emociones, en sus mensajes, y en aquello que tenía que aprender para sanar y soltar. Y así lo hice.
Este descubrimiento no sólo me ayudó a mantener mi peso, sino que también me ha permitido aceptar, perdonar, sanar y vivir una vida más plena y feliz.

Factor Emocional: El Quid de la Cuestión

Uno de los primeros pasos en mi viaje fue reconocer cómo mis emociones influían en mis hábitos alimenticios.

Las emociones como el estrés, la tristeza, la ansiedad y la soledad pueden llevarnos a buscar consuelo en la comida.

Es fundamental aprender a identificar estos momentos, observar la emoción que estoy sintiendo y porqué la estoy sintiendo y encontrar formas más saludables de manejar nuestras emociones.

Esto no es algo que se consigue de la noche a la mañana, trabajar en identificar y comprender nuestras emociones es un proceso de continuo aprendizaje.

Pero todo camino comienza con el primer paso.

Factor Mental:
Los pensamientos que nos alimentan

En cuanto a nuestros pensamientos y creencias sobre nosotros mismos, pueden ser nuestros mejores aliados o nuestros peores enemigos.

Durante mi proceso, descubrí que muchas de mis creencias limitantes y pensamientos negativos sobre mi cuerpo y mi valor personal estaban alimentando mi obesidad.

Piénsalo, si cada día te hablas a ti mismo mal, te machacas, comes con culpa, y te dices constantemente lo mal que lo estás haciendo… El cuerpo reacciona a todo lo que le dices reafirmándolo.

La mente es incapaz de reconocer si un pensamiento es verdadero o no, no diferencia entre lo real y lo ficticio.
Por eso si tu conversación interior gira entorno a lo gorda o lo gordo que estás, y a todo lo que has engordado, tu mente da por válido esos pensamientos y los reafirma haciéndote engordar más.

¿Solución?

Primero observar esos pensamientos, sin intención de manipularlos o frenarlos.
Con solo observarlos ya has dado un gran paso.

Fíjate en qué momentos del día te hablas así, que es lo que lo provoca y qué sentimientos despierta.

Para poder entender cómo funcionan las emociones y los pensamientos, y así poder cambiarlos por otros más “empoderantes” vamos a poner algo de luz en cómo se disparan esos paquetes de pensamientos que nos llevan a actuar de determinada manera.

Para empezar, imagina que los seres humanos somos como una máquina.

Una máquina perfectamente diseñada para aprender del entorno y descargarse diferentes software que le ayuden en su adaptación a ese entorno.

Estos software son los paquetes de creencias que tomamos como ciertos en un determinado momento de nuestra vida, y seguimos dando por válidos sin cuestionarlo.

Ahora... recibimos un estímulo externo.

A través de nuestros sentidos, observamos ese estímulo, ese hecho, ese acontecimiento y nuestro software (nuestro paquete de creencias) etiqueta ese estímulo en función de la programación que tenga.

Una vez ha etiquetado ese estímulo, despierta una emoción como puede ser la alegría, la tristeza, la ira, etc. Y esa emoción que se ha despertado, viene con su propia serie de pensamientos asociados.

Es decir, los pensamientos no son los mismos cuando sientes alegría que cuando sientes ira.

Esos pensamientos te llevan a tomar decisiones y sus consiguientes acciones. Y de ahí vienen los resultados .

Entonces, si observas esto y lo entiendes bien, podrás darte cuenta que no sirve de nada que intentes cambiar tus acciones haciendo dieta y ejercicio, por ejemplo, si no profundizas y analizas qué pensamientos y qué emociones estás teniendo la mayoría del tiempo, y qué sistemas de creencias tienes “instalados”

Como puedes ver, para abordar realmente la raíz de la obesidad, no se trata solo de seguir una dieta o un plan de ejercicios, sino de sanar desde adentro hacia afuera.

Descubrir y sanar el origen de mi obesidad no solo me ayuda a mantener mi peso, sino que también me ha aportado tranquilidad y mucha paz al saber que mi peso depende de mí , de mis creencias y de mis emociones.

Por eso, te invito a que te embarques en este viaje de atodescubrimiento, a que te des la oportunidad de descubrir lo que realmente hay detrás de tu relación con la comida y tu cuerpo.

Recuerda, cada paso que das hacia la comprensión y la sanación es un paso hacia una vida más saludable y feliz.