Introducción a los «Hábitos Atómicos»

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Adaptado por Ps. Rodrigo Farías Veloso

Director Psicología El Rincón Bariátrico

El libro «Hábitos Atómicos» de James Clear es una guía fascinante que explora el poder de los hábitos y su capacidad para transformar nuestra vida diaria. En su capítulo dedicado a la formación de hábitos, Clear nos presenta una metodología práctica y efectiva para construir nuevos hábitos y deshacernos de aquellos no deseados.

En este capítulo, el autor introduce el concepto de «hábitos atómicos», los cuales se basan en cambios pequeños pero consistentes que tienen un impacto significativo a largo plazo.

 

Clear destaca que los hábitos están compuestos por 4 elementos clave:

  1. Señal

  2. Deseo

  3. Respuesta

  4. Recompensa.

La señal actúa como un disparador que indica que es hora de actuar, el deseo es la motivación o la recompensa que buscamos, la respuesta es la acción que realizamos y la recompensa es el beneficio que obtenemos al completar el hábito.

El autor propone la regla de los dos minutos, que consiste en comenzar con una versión tan pequeña y fácil de un hábito que solo tome dos minutos completarlo. Esta estrategia nos ayuda a superar la resistencia inicial y establece un punto de partida sencillo para construir gradualmente el hábito.

Además, Clear enfatiza la influencia del entorno en la formación de hábitos. Sugiere que modifiquemos nuestro entorno de manera que sea más fácil llevar a cabo hábitos deseables y más difícil caer en malos hábitos. Mediante pequeños cambios en nuestro entorno, como colocar recordatorios visuales o eliminar tentaciones, podemos crear un ambiente propicio para el éxito de nuestros hábitos.

Al comprender los elementos clave de los hábitos y al implementar cambios pequeños pero consistentes, podemos transformar nuestra vida diaria y lograr un progreso personal a largo plazo.

Pero, ¿Qué significa realmente el progreso a largo plazo?

Imagina que estás en una habitación fría con un cubo de hielo sobre la mesa frente a ti. La temperatura es de 4 grados bajo cero, y aunque la habitación se está calentando de manera gradual, no parece haber cambios en el cubo de hielo. La temperatura desciende a 3 grados bajo cero, luego a 2 grados, y el hielo sigue sin derretirse. Incluso a 1 grado bajo cero y medio grado bajo cero, aún no ha pasado nada. Pero de repente, cuando la temperatura alcanza los 0 grados, el hielo comienza a derretirse. Solo un grado marca la diferencia y desencadena un cambio significativo.

Este patrón se repite en muchos aspectos de la vida. El cáncer puede ser indetectable el 80% del tiempo hasta que, en un momento dado, en cuestión de meses, se apodera del cuerpo. El bambú apenas se ve durante los primeros cinco años de crecimiento, pero luego, gracias a un complejo sistema de raíces, puede crecer más de 2 metros en menos de seis semanas.

Los hábitos a menudo no parecen tener ningún efecto visible hasta que se alcanza un punto crítico, un umbral que desencadena un nivel superior de desempeño.

En las etapas iniciales y medias de cualquier empresa, a menudo nos encontramos con una desilusión. Esperamos un progreso lineal y ascendente, por lo que es frustrante cuando los cambios parecen no funcionar durante días, semanas e incluso meses, y sentimos que estamos estancados en el mismo lugar. Esto es característico de cualquier proceso acumulativo: los resultados más poderosos requieren tiempo y paciencia. Es por eso que desarrollar hábitos duraderos puede resultar tan desafiante. Las personas realizan cambios pequeños en su comportamiento, pero al no ver resultados tangibles, deciden abandonar los buenos hábitos. Pueden pensar: «He estado corriendo todos los días durante un mes y no veo ningún cambio en mi cuerpo». Una vez que este tipo de pensamiento se apodera de nosotros, es fácil renunciar a los hábitos positivos.

Para que los hábitos realmente generen un cambio significativo, deben perdurar lo suficiente como para superar una meseta en la que no se observan cambios perceptibles. Llamo a esto la meseta de potencial latente. Si te resulta difícil desarrollar un nuevo hábito positivo o romper con uno negativo, no significa que hayas perdido tu capacidad para mejorar. A menudo, simplemente no has logrado superar la meseta de potencial latente. Cuando te sientas frustrado por no ver los resultados esperados a pesar de tus esfuerzos, es como quejarse de que el hielo no se derrite cuando la temperatura pasa de -4 a -3 grados. Tu trabajo no se desperdicia, simplemente se acumula. Recuerda que todo el progreso se desencadena cuando la temperatura alcanza los 0 grados.

Piensa en esta otra hermosa metáfora: «Cuando nada parece ir bien, visito al cantero. Este hombre golpea la roca con su cincel y su martillo quizás cientos de veces sin hacerle una sola grieta. Pero en el siguiente golpe, la roca se parte en dos. Sé que no fue ese golpe en particular el que rompió la roca, sino la suma de todos los golpes anteriores».

Todas las cosas importantes comienzan con modestos comienzos. La semilla de cada hábito es una pequeña decisión. A medida que esa decisión se repite, surge un nuevo hábito y se fortalece. Las raíces se afianzan y las ramas crecen. Eliminar un hábito pernicioso es como arrancar de raíz un poderoso roble que ha crecido en nuestro interior. Y desarrollar un buen hábito es como cultivar una delicada flor día tras día.

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